La adicción a las redes sociales es muy real. Muchos de nosotros vimos el documental, El dilema social, y continuamos usando las redes sociales sin pestañear. Los adultos tienen libre albedrío y podría decirse que tienen derecho a elegir participar en actividades que son perjudiciales para su salud. ¿Qué pasa con los niños? ¿Los niños merecen mayores protecciones en estas plataformas?